Cosas que podría hacer el príncipe y su nueva esposa. Cosas que estarían ok en este mundo tan traidor y desorientado. Donar su nueva residencia para niños saharauis, niños iraquíes, niños palestinos, niños colombianos, niños sin padres en general, pero especialmente niños de esas zonas tan castigadas del mundo. Eso sería un detalle impresionante. Un gesto así daría a la pareja una dimensión global más allá de la simple representación petarda de una boda decimonónica (vid. blogia.com/peibols), que tiene su encanto y su efecto marketing, que es una celebración necesaria y económicamente rentable, pero que no puede quedarse sólo en eso. El mundo de ahora mismo está muy dolorido, muy magullado, y el primer príncipe, rey o futbolista que haga algo real --sincero-- por los más desvaforecidos va a cosechar un éxito sin precedentes. La boda beneficia al país, el efecto marketing tiene más repercusión que unos juegos olímpicos, la pareja es ideal, etc. Pero los que tenemos suerte desayunamos con un padre palestino corriendo con su niño en brazos, un niño que lleva la cabeza reventada por un MISIL. (Ojo, la humanidad nunca ha estado mejor en general, es de necios negar un lentísimo progreso, pero falta tanto, hay tanta miseria y tanto sufrimiento que hasta el FMI lo registra en sus balances).

En este mundo tan dolorido, el usuario o cliente occidental bastante hace con separar la basura, hacerse socio de una ong o perder la erección. Pero aquellos que no pueden evitar estar siempre en el ojo del huracán --en este caso la pareja que se casa el sábado--, precisamente por esa exposición brutal y permanente ante el resto del mundo, están obligados a darlo todo, a todas horas, alegremente. Entre otras cosas, porque al no depender sus cargos de un proceso electoral, la generosidad full time es la única vía que les queda para garantizar el puesto a sus descendientes. Pensar que la precariedad universal sólo afecta a los de abajo es una ingenuidad que no está avalada por la estadística. Entonces, sería un destello de grandeza, un detallazo supercool, que la nueva pareja donara su casa a los niños más desesperados del mundo, que los adoptaran. Este marketing sería inapelable, y daría un glamour universal a la boda. Ellos, como tantas parejas en espera de VPO, podrían vivir con sus padres. O, mejor aún, con sus niños.

*Periodista y escritor