A Aragón no le ha ido mal en estos 35 años de autogobierno. El Estatuto de autonomía aprobado y reformado en dos ocasiones, la última en el 2007, ha permitido gestionar parcelas como la educación, la sanidad o los servicios sociales y gracias a él se han podido ejecutar muchas acciones que de otra manera o hubieran tardado o no hubieran llegado. Pero hace falta más y, sobre todo, Aragón necesita mayor margen económico incluso para asegurar las competencias actuales. Conseguir una hacienda propia debe ser la tarea ahora.