Es el personaje de moda, ese incomparable y magnífico edil Becerril. Hasta su alcalde, entre movida pro-EXPO y artículo en La Razón , ha encontrado tiempo para glosar sus bondades romanas. Lo escrito escrito está y los tribunales de la opinión pública ya saben a qué carta quedarse a no mucho tardar, y lo que venga. Hace unos meses en el quincenal el aragonés se firmaba una columna que pasó desapercibida pero que anunciaba el futuro, a saber: ¿qué bonito ciudadano sería capaz de conseguir que el alcalde zaragozano estaba en ciernes de dirigir y mandar en la agrupación socialista a la que pertenece, Centro I? Fernando Gimeno, Becerril y Armando Pérez se pusieron manos a la obra. Un miembro de esa agrupación ha volcado votos controlados para auspiciar comodidades orgánicas, y a cambio tiene señero sueldo en la estructura municipal. ¿Es casualidad? La gente de la calle, la militancia socialista, cree en ello, aunque yo no porque un alcalde de formación jurista nunca permitiría tales desmanes. Al jefe lo suyo, y al acomodador Becerril la parte que le corresponde, desde, en y garra de pillinos. Prometo desvelar más cosas.

*Profesor de Universidad