El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, se anotaría un tanto si además de ocuparse de la apertura provisional de Monrepós encontrara un método para dar un verdadero empujón a la obra de la A-23. Desde luego que conviene abordar la urgencia, esto es, habilitar un paso alternativo en la zona derrumbada, pero no se puede olvidar lo importante. Hace falta que Fomento empuje realmente este tramo que ejecuta con una parsimonia exasperante. Vamos para una década, y una vía de alta capacidad en una zona geológicamente tan complicada no puede renovarse a un ritmo tan lento.