Primero caen cuatro gotas; después, quizá viene el aguacero. Llegan noticias sueltas, y algunos piensan que se trata de asuntos irrelevantes, que ocurren en lugares lejanos. Un Consejo escolar de un Instituto francés en la ciudad de Mulhouse ha decidido expulsar a dos alumnas por llevar velo islámico. El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, ha declarado que sus dos hijas estudian en Estados Unidos porque en Europa encuentran muchas dificultades en llevar también dicho velo. Para tal prohibición se apela al laicismo nacional, a la inconveniencia de portar públicamente signos religiosos ostensibles. Y así, otros muchos casos similares. Llueve. De momento, poco, pero llueve...

EL OTRO DIA, en el telediario de una cadena privada, apareció el director de un Instituto italiano explicando que el alumnado no podía ir por el centro enseñando tangas, calzoncillos, tirantes de sujetadores y un sinfín más de detalles, según él, improcedentes, antiestéticos y provocativos, bajo pena de sanción grave, incluida la expulsión del Instituto. La noticia no tenía nada de original. Ya en el 2003 en varios Institutos franceses (por ejemplo, el de Ribeauvillé, al noreste de Francia) se había prohibido a las alumnas que la ropa interior asomase por encima de los pantalones y otras lindezas más de corte similar, en nombre de "la decencia y la seguridad" (no se explicaba bien la relación existente entre ropa interior y seguridad). El curso escolar pasado sin ir más lejos, varios Directores de Instituto zaragozanos acordaron regular este asunto mediante Comunicados internos al alumnado de una casuística tan detallada al respecto que podrían haber sido merecedores de su inclusión en el famoso Celtiberia Show que el añorado Luis Carandell publicaba en la no menos añorada revista Triunfo . Los chavales no entendían nada, maquinaban ir al día siguiente al Instituto exactamente como estaba prohibido y se preguntaban dónde residía el problema y sobre todo quiénes y por qué se sentían tan afectados por el problema. Sigue lloviendo y algunos agoreros dicen que las nubes que ellos mismos divisan anuncian borrasca...

Como en este mundo nunca faltan los descubridores de la pólvora, el ministro de Educación Escolar francés, Xavier Darcos, comunicaba recientemente que se está estudiando la imposición del uniforme en las escuelas públicas. Con ello el problema se zanja de raíz, si bien en algunos países hace mucho tiempo que se está aplicando la misma medida socio--educativa: a quien roba se le corta la mano. Y la cosa no acaba ahí: como se detectan problemas de orden y disciplina en los colegios y a fin de "restaurar la autoridad", se están planteando también restablecer el trato de usted a los profesores, lo cual, a poco que se conozca la vida cotidiana de un centro escolar, es coger con toda firmeza el rábano por las hojas.

Los ya maduritos recordarán seguramente las críticas y resquemores que levantaban en los 60 y 70 los primeros pantalones campana, las melenas a lo Beatle, las barbas a lo Che, las gafas a lo Lennon o las trencas de los izquierdosos. Ipso facto, eran catalogados, etiquetados y condenados a la hoguera de Javier Krahe. "Todo tiene un límite", afirmaban los bienpensantes de aquellos tiempos. Es decir, exactamente lo mismo que piensan y dicen los de ahora.

Existe una pequeña, clara, diferencia entre la juventud actual y la de hace unas décadas: ahora hay menos represión, más naturalidad, espontaneidad, limpieza. ¿Por qué no preguntar a los propios chavales de hoy si se sienten realmente perturbados por ver un tanga, un ombligo o la marca de calzoncillos del compañero? ¿Estarían de acuerdo con la ex ministra de Educación francesa, Segol¨ne Royal, cuando afirma que "a los ojos de los chicos, el tanga reduce a las chicas a su parte posterior"? ¿La forma más adecuada y realista de que una chica que porta velo islámico decida para ella y para sus futuras hijas la conveniencia del velo no es que compruebe por sí misma la dulzura y la frescura de la libertad?

SEGURAMENTE, recordarán también los maduritos la canción de Pink Floyd "Another brick in the wall" (Otro ladrillo en el muro). En ella, además de rechazar la educación tradicional y el control de las ideas, se aconseja al presunto educador "dejar en paz a los chavales jóvenes" (Hey, teacher, leave those kids alone). Y se repite una y otra vez que dejemos de poner ladrillos y más ladrillos en el muro. Pues bien, hasta el momento mucho caso no estamos haciendo a Pink Floyd...

*Profesor de Filosofía