Los poderes públicos, y en particular el legislativo y el ejecutivo, deben reaccionar ante la apabullante demostración de fuerza y de unidad de las mujeres en su día internacional. Y tienen que hacerlo con determinación, profundizando en el camino normativo por la igualdad ya iniciado desde hace décadas en el país y vigilando su cumplimiento. En el ámbito más cercano, el presidente de Aragón dijo ayer que pretendía crear «una especie de mesa» para abordar las cuestiones de género. Que quite el calificativo (¿por qué habla de «una especie de mesa»?) y dé todos los medios a su alcance al Instituto Aragonés de la Mujer para hacer bien su trabajo. Con este gesto, para empezar, sería más que suficiente.