En la última semana del pasado año se registraron en el zaragozano cementerio de Torrero una serie de profanaciones de tumbas que sembraron la inquietud por las condiciones de seguridad del composanto. La policía todavía trata de esclarecer los hechos. Desde hacía 14 años que no se producía un suceso de esas características. Mejor que no sea algo frecuente, pero pese a ello hay que buscar medidas de vigilancia que permitan garantizar la seguridad en un recinto que necesita control 24 horas al día. El Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido revisar la ubicación de las cámaras de vídeovigilancia para hacerlas más operativas. Y habrá que añadir la seguridad necesaria para que no se puedan volver a repetir estos hechos.