El nombre de Max Aub sigue siendo un perfecto desconocido para muchos lectores actuales, aunque tampoco fuera que este autor que lo escribió todo en castellano, y a quien se considera español, disfrutase en su época de demasiado éxito. De hecho, la mayoría de sus primeras ediciones tuvo que costeárselas él. En particular, aquellos libros en los que narraba sus experiencias en campos de concentración, como 'El laberinto mágico'.

Nacido en París, de familia judía, Max Aub pasó los años de su juventud en Valencia, de ahí su profundo arraigo con España. "Uno es de donde hizo el Bachillerato" contestaba con su particular sentido del humor cuando le preguntaban, apátrida por excelencia, de dónde era o de dónde se consideraba.

De lo que nunca dudó Aub fue de su fe republicana. Tras la victoria de Franco, su exilio se alargaría varias décadas en México. En aquel país tuvo la oportunidad de acercarse a la figura de Luis Buñuel y a la amistad y a la obra de otros muchos autores españoles y latinoamericanos. Como activista político y gestor cultural colaboró con Picasso, a quien le encargó el 'Guernica', nada menos.

Ahora, el editor Jesús Egido y el profesor Pedro Tejada Tello se han confabulado para dar a la imprenta una nueva, crítica e ilustrada (por Pedro Arjona) edición de 'Crímenes ejemplares', quizá la obra más popular de Max Aub.

Se trata de una larga e intensa serie de textos breves, encadenados, seriados, que Aub había venido acuñando desde 1949 en su revista 'Sala de espera'. Breves, crípticas, satíricas, esas páginas que imaginan toda clase de asesinatos, para narrárnoslos con una refinada, pero también irónica crueldad, bien podrían considerarse, bajo la moderna óptica de los géneros literarios, precursores del actual microrrelato.

Extraordinarios, en cualquier caso, en cuanto a originalidad y humor negro, los 'Crímenes ejemplares' reúnen perlas como esta, que recuerda a una greguería de Gómez de la Serna: "Lo maté porque, en vez comer, rumiaba". O esta otra: ¿Usted no ha matado a nadie por aburrimiento, por no saber qué hacer? ¡Es divertido!”

Una lectura paradójica, esperpéntica, con visos de genialidad, para entrar en el universo de Max Aub.