Debo ser el único escribidor de mi generación que todavía no ha echado su cuarto a espadas sobre aquel Mayo del 68, del que se cumplen cincuenta años, Antes llegó el centenario de la revolución bolchevique y luego el bicentenario del nacimiento de Karl Marx, cuyas teorías provocaron aquello, aunque no está claro que la praxis resultante fuese la que el filósofo y activista suponía. A la postre, nunca hubo revolución alguna (ni siquiera intentona, salvo la espartaquista en Alemania) que tuviera como escenario aquel que don Carlos profetizó (una nación europea desarrollada y en plena expansión imperialista), ni como sujeto a la bendita clase obrera industrial. El comunismo surgió como rojo fruto de levantamientos campesinos (aunque dirigidos por estados mayores profesionales) en Rusia, en China, en Cuba o en Vietnam: pasión, espíritu y sangre, mucha sangre. Luego, fracaso.

Pero los estudiantes del París sesentayochero, armados con las doctrinas de los tres M (Marx, Mao, Marcuse), ya no pusieron en pie un movimiento revolucionario, sino otra cosa. Hacerse con el poder en la Francia republicana, un estado poderoso y potencia nuclear estaba fuera de sus alcances. Coreografiaron una especie de Comunne más posmoderna que contemporánea. Con barricadas, peleas con los CRS e interminables asambleas de mucho bla, bla, bla (los troskistas se lo pasaban genial), sin muertos, sin tragedias. Cogieron por sorpresa al establishment (incluyendo a la izquierda oficial socialista y comunista). Pero acabaron dando paso a otro mandato del general De Gaulle. En aquel momento, los mexicanos soportaban una represión feroz (matanza de Tlatelolco) y los checos se enfrentaban a los tanques soviéticos. Eso sí fue duro de verdad. Por no hablar de la España coetánea, la de los estados de excepción, torturas y cárcel.

El 68 fue un año subversivo, roquero, estudiantil, hippy. Sus ecos llegaron hasta nuestro mayo, el del 2011, el del 15-M. No hay cielo que asaltar, pero la juventud y la rebeldía son valores eternos. Y la primavera, una estación... alentadora.