Medicina sólo hay una, la que busca prevenir la enfermedad y curar al paciente. Pero hay diferentes criterios y formas de entender la medicina, según sea la manera de comprender al individuo, estudiar la enfermedad e interpretar sus síntomas y signos, es decir, hacer el diagnóstico. Muy sucintamente, podemos describir la medicina que todos conocemos, la convencional o alopática, como aquella que aplica el principio del contrario: los síntomas son combatidos con sustancias químicas o tratamientos que producen en la persona los efectos contrarios a los que se manifiestan con la dolencia. Por el contrario, las medicinas no convencionales --homeopatía, acupuntura y medicina naturista-- trabajan sobre una visión integral de la persona y del diagnóstico, partiendo del principio básico de que cuerpo y mente son un todo indisociable.

LAS MEDICINAS no convencionales pueden ser complementarias o alternativas a la alopática. De hecho, en los últimos años han sufrido un gran auge en toda Europa, auge que responde, fundamentalmente a tres causas: la preocupación de la ciudadanía por los efectos adversos de muchos fármacos; un mayor acceso a información sobre la salud, y la concepción de que las medicinas no convencionales son un medio menos agresivo que la medicina alopática para tratar determinadas enfermedades crónicas.

Sin embargo, hasta el momento no ha habido un planteamiento serio sobre medicinas no convencionales porque ha existido un exceso de celo corporativista desde la medicina tradicional y también desde el sector farmacéutico, a lo que hay que añadir cierta dejadez por parte de los poderes públicos. En nuestro país, de hecho, los sucesivos gobiernos se han caracterizado por el desprecio a las posibilidades terapéuticas de este tipo de medicinas, aunque, eso sí, sin dejar de aprovechar su práctica, en muchos casos alegal, como fuente de ingresos fiscales.

La falta de una información rigurosa y veraz ha permitido a muchas personas abrir consultorios tras haber seguido un cursillo y sin la mínima formación. Sin embargo, debemos recordar que la homeopatía, la acupuntura y la medicina naturista son medicinas completas que deben ser ejercidas exclusivamente por médicos, ya que éstos son los únicos capacitados para hacer un diagnóstico y un pronóstico. Las tres son medicinas que requieren formación en el ámbito de la especialización y hay que recordar que en este momento existen en los colegios oficiales de médicos secciones de colegiados de Homeopatía, Medicina Naturista y Acupuntura y existen cursos de postgrado.

La Unión Europea, por ejemplo, ha hecho en numerosas ocasiones referencias a su necesaria regulación e investigación y a la necesidad de implantar estos estudios en las facultades de Medicina y alentar su uso en las prácticas hospitalarias. Así lo hizo, en sendas recomendaciones a sus Estados miembros en 1997 y 1999.

Por su parte, en el Documento Estratégico de la Organización Mundial de la Salud sobre Medicina Tradicional o Alternativa 2002-2005 se señalan como objetivos el incremento de la accesibilidad de las medicinas alternativas entre la ciudadanía, el fomento de su uso terapéutico y su integración en los sistemas de salud. Y la Carta de los Derechos de la Salud, firmada por todas las asociaciones para la defensa de la sanidad pública en el Estado español, recoge la necesidad del compromiso de los poderes públicos para la difusión de los conocimientos básicos sobre ellas para garantizar su seguridad, eficacia y calidad.

EN CHA consideramos que en Aragón, con las competencias de Sanidad asumidas, ha llegado el momento de que se regule y promocionen estas medicinas, de manera que los verdaderos profesionales puedan luchar contra el intrusismo y los pacientes puedan conocer sus métodos y beneficios con garantías y sin riesgos.

Con estos objetivos, presentamos el pasado 6 de mayo en las Cortes una iniciativa para que el Gobierno de Aragón constituyese una comisión de expertos que se encargara de elaborar un informe sobre la situación actual de las medicinas no convencionales en Aragón y propusiera medidas de carácter legislativo y asistencial para su incorporación al Sistema Aragonés de Salud. La iniciativa no salió adelante, porque el equipo de gobierno PSOE-PAR se opuso. Una decisión que, desde luego, ha defraudado nuestras expectativas pero sobre todo, las de muchos profesionales y pacientes aragoneses.

*Diputada de Chunta Aragonesista en las Cortes de Aragón