Tiene razón la consejera de Sanidad cuando afirma que las agresiones a sanitarios son puntuales y algunas no se pueden prever incluso con las medidas de prevención que está tomando el departamento. Así ocurrió en la reciente a un celador del Miguel Servet, pese a que había seguridad. La casuística será muy diversa e imprevisible de eliminar, pero eso mismo debe ser un acicate para que desde la consejería se persista en la búsqueda de más protección.