Esto obliga a reiterar, como se viene haciendo a diario, la necesidad de extremar las precauciones y actuar con civismo, que es la práctica más mayoritaria entre la ciudadanía. En las últimas semanas son continuas las llamadas desde las instituciones apelando a la responsabilidad individual, que debería empezar por las principales autoridades de la comunidad, quienes deben evitar las apariciones públicas que no sean estrictamente imprescindibles.

Habrá que estar atentos a la evolución de la pandemia para saber si el Gobierno central adopta una medida que hasta ahora nunca se había completado, e incluso presentaba dudas legales. En concreto, el estado de alarma selectivo. Una medida que nadie quiere adoptar y que se sumaría a la dureza de los meses pasados. Por eso, de momento se está apelando a la sensatez de las personas, que deben ejercer su libertad de forma responsable. Así debe ser en un estado de derecho, y tiene que prevalecer la garantía de esos derechos, que solo se pueden limitar por una causa de fuerza mayor y porque el beneficio colectivo es superior. Y esta es la situación en este momento, en el que además de la salud, está en juego la situación económica que puede derivar en una crisis social posterior.

Por este motivo, las autoridades están buscando alternativas, con buen criterio, a la aplicación de medidas aún más duras. En cualquier caso, como reiteran, no les temblará el pulso a la hora de ejercerlas si la situación de los rebrotes se agrava. Una cuestión que nadie desea. Para que eso no ocurra, hay que ejercer la libertad con la máxima responsabilidad.