Las declaraciones eufóricas de Mariano Rajoy tras conocer ayer la encuesta de población activa (EPA) se antojan algo exageradas y con ese contrapunto electoralista que mueve siempre a los políticos. Cierto que los datos invitan al optimismo, pero algo menos de lo expresado por el presidente del Gobierno si se contemplan todas las variables. Es muy positivo que la cifra de 402.400 personas que encontraron trabajo en el segundo trimestre del 2014 ha supuesto la creación neta de empleo por primera vez desde el verano del 2008, cuando la crisis sacudió la economía española. Por lo tanto, el titular que quiere leer Rajoy habla del crecimiento del empleo y la población activa y del descenso del paro en 310.400 personas, también en este segundo trimestre. Lo que ya no debería despertar tanta euforia es que el aumento ha llegado gracias al auge de los contratos temporales, de jornada reducida, y a tiempo parcial. El mercado laboral sigue bajo esa precariedad que supone hallar algún trabajo, sí, pero sin grandes perspectivas. La economía envía señales positivas, como certifica el FMI, pero el paro es mayor al que heredó Rajoy.