Se ha abierto la veda del estadio para Zaragoza. El PP lanzó en la legislatura anterior el proyecto de Valdespartera, con dibujo de Bofill y todo. Suponía levantar mil pisos de luxe en la Romareda. La actual corporación congeló el asunto, abrió un periodo de reflexión y encargó nuevos informes, quizá con la esperanza de que se olvidara el asunto. Pero la palabra "estadio" golpea con fuerza. Estadios desplegables, estadios descapotables, estadios multifunción... Ahora saltan las ofertas de la privada, y no es posible dejar de considerarlas.

Cada día aparece un estadio nuevo en los mapas desquiciados de la ciudad prodigiosa. Los seis horizontes empiezan a poblarse de superestadios imaginarios: Las Fuentes, barrio abandonado a la acequia, confinado al tercer cinturón, sin expos ni dibujos para soñar, sin puertovenecias, ve surgir de repente un megaestadio. Sólo con nombrarlo, ya han subido los pisos un poco. Ya hay una expectativa. Cada rincón olvidado sueña con su estadio, una superinfraestructura que lo pondrá en órbita. La imaginación se dispara. Esto afecta a la moratoria o periodo de reflexión impuesto por la coalición reinante en la Plaza del Pilar.

Las ofertas de las corporaciones son otro indicio de que la city vive un gran momento, de que resulta apetitoso invertir porque se da por descontada la rentabilidad. Es una gran noticia. La otra buena noticia es que haya varias ofertas, varios grupos dispuestos a pujar por el estadio. Esto permitiría hacer una subasta, un concurso, etc. A la vez, supone una extraordinaria presión sobre el ayuntamiento. A las ofertas externas hay que añadir los grupos locales, que llevan mucho tiempo acotando el tema, estableciendo alianzas y cerrando presupuestos.

El tema se ha puesto candente. Han salido más novias y todo ha cambiado. Esto afecta al plano siempre abierto del resto de proyectos, que son tantos y que dependen de tantos agentes: a veces juntos, a veces enfrentados. El Ayto. echa chispas. Lo que está claro es que después de abrirse este melón, este abanico de ofertas, ya no se puede volver a la fase anterior, a echar cuatro pegotes a la vieja Romareda y a seguir en el año 57. Hay que abrir el melón del todo y relacionar el estadio con el tranvía y con todo lo demás.

*Periodista y escritor