Son inmigrantes, no llevan ninguna documentación, no conocen el idioma, están tirados por las calles y, además, son menores. Hasta sesenta, dice CCOO que se han contabilizado por las calles de Zaragoza desde enero, y aunque han denunciado la situación de desamparo en que se encuentran estos críos ninguna administración, ni la central ni la autonómica, ha impulsado ningún tipo de medidas para abordarla en serio. En teoría, estos chicos no tienen familia --no se las localiza ni dentro ni fuera de España--, por lo que las autoridades ya les han procurado protección pero ahora tienen que frenar cuando antes este movimiento.