Siempre es de agradecer, en el autocomplaciente y adormecido panorama literario aragonés, la aparición de nuevas voces.

Una de ellas pertenece a Oscar Bribián. Sus relatos, aglutinados por la editorial Mira bajo el título de Mentes perversas, suponen una estimulante noticia para los lectores.

Se trata de una docena de cuentos de un terror contenido, original e inteligente que, partiendo de la vida cotidiana, agazapados dichos fenómenos o terrores en circunstancias o hechos domésticos, explota cuando menos te lo esperas para acelerarte el corazón y helarte la sangre en las venas.

Un gato, por ejemplo, un simple gato, aunque sea negro, no podría jamás causar un terror pánico... A menos que, como esos inquietantes felinos que el autor sitúa en las inmediaciones, en las riberas y cuevas de Murillo de Gállego, no porten entre las fauces sanguinolentos trozos de una carne que podría ser humana... ¿Es posible que un cónclave, un ejército de gatos domine un pueblo entero, se haga con el alma de sus habitantes, celebre ritos, imponga una diabólica ley, otro dominio a los hombres? El cónclave tratará de responder a estas y a otras graves preguntas en un clima de alucinación colectiva que comparten la mayoría de los relatos de Mentes perversas.

El que abre la serie, por ejemplo, Luci, nos devuelve a la antiquísima tradición satánica de la bestia engendrada en un vientre de mujer.

Sutiles rasgos en el entorno de un nacimiento en apariencia corriente deberían, sin embargo, habernos hecho sospechar, a medida que avanzábamos en su lectura, sobre la monstruosa anomalía que estaba a punto de alumbrar a la vida, pero la deliberada ambigüedad de la narración nos mantiene en un limbo de inocencia hasta que el primer vagido del niño cuya cabeza asoma al mundo tras los nueve meses de gestación nos inspira una exclamación de horror. ¡Cielo santo, esa criatura qué es!

En la tradición de Edgar Allan Poe o Lovecraft, Bribián toca una amplia panoplia de temas de puro horror, enterramientos en vida, desapariciones, fenómenos inexplicables, pero también juega con los caprichos del espacio--tiempo, porporcionándonos, en El Nano y el Negro, una sutil reflexión sobre las veleidades del destino.

Mentes perversas es un libro para mentes que no teman a la literatura de terror y que sepan apreciar la buena literatura.

Escritor y periodista