Pocas veces Zaragoza tiene oportunidad de vivir un acontecimiento de las características del que tuvo lugar anoche: 32.000 personas vibrando en La Romareda con la música de Metallica, la banda de heavy metal más influyente desde los años ochenta. La teniente de alcalde de Cultura, Rosa Borraz, estuvo muy atenta al selecto calendario de actuaciones del grupo norteamericano en Europa y se reservó para Zaragoza la única actuación en España. El resultado se vio anoche, en esa maraña de gente de todas las edades --el mayor éxito de Metallica es que sigue interesando al público más joven-- llegada desde todos los puntos de España: de Andalucía a Galicia, de Murcia a Baleares pasando por Cataluña y el sur de Francia.

Ha sido, sin duda, una buena apuesta como lo fue también la de Rolling Stones, porque el éxito de estos conciertos multitudinarios hay que medirlo según la aceptación de la ciudadanía y los datos económicos, pero hay que cuantificar también la calidad de la imagen que proyecta una ciudad empeñada en seguir siendo un referente internacional. Para alcanzar el horizonte del 2008 es necesario que el nombre de Zaragoza esté presente en los circuitos internacionales. Cuantos más, mejor.