Estamos felices porque ya tenemos Expo-2008. Y no me duelen prendas en valorar el esfuerzo, entusiasmo y perspicacia del alcalde Juan Alberto Belloch como impulsor de la idea y su materialización, junto con otros muchos (gracias Pepe Atarés). Pero no quiero ocuparme de ello, tarea que dejo para hagiógrafos y oportunistas. Hoy, con enorme dolor ante la satisfacción general (me parezco a ese Gargantua que lloraba la muerte de su esposa al tiempo que reía ante el nacimiento del hijo) tengo que reprochar severamente el comportamiento de nuestro alcalde al cantar una copla fuera de todo tiesto y diplomacia. ¿Qué es eso de cantar la Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa recién llegado de París, de una Francia que volcó su voto y el de su área de influencia hacia Zaragoza, de una Francia vecina y puerta de nuestro futuro? Si comenzamos recurriendo al tópico e incordiando a los amigos terminaremos dándonos trompicones. Mal, muy mal, señor alcalde, aunque la euforia pueda justificar algún que otro dislate. A lo que se ve o sólo Carod Rovira patrimonializa el derecho a meter la pata. Mal comienzo, y pero disfrute de una merecida victoria.

*Profesor de Universidad