Acabo de ver en este periódico (la obligación de informar por encima de cualquier otra consideración) la recreación virtual de un hipotético, y espero que abortado, proyecto de tranvía. Por si hubieran sido escasos los desmanes perpetrados contra una visión amable de la ciudad, ahora quieren cargarse tanto bulevares emblemáticos y resistentes como las pocas panorámicas sosegadas de una ciudad sin rumbo. Que primero resuelvan el problema de los buses y de la estación; que en segundo lugar reordenen el tráfico, tan enervante como contaminador y exasperante y si me lo permiten, que en tercer lugar traten de emular el ejemplo bilbaíno, ese entrañable metro que lejos de romper el paisaje es capaz, por los bajos (acaso la influencia de la Ochoa sobre Foster), de mantenerlo bello, vivo y cercano. Cualquier dificultad es superable, y para eso está la técnica pero, además, ¿qué me dicen del famoso tranvía del Baix Llobregat, el aciago "Trambaix"?). En pruebas desde hace dos meses, más allá de brutales e insoportables ruidos, ya ha protagonizado diez accidentes y ha roto espléndidas panorámicas. Bueno sería aprender de experiencias ajenas, en la ocasión más que ilustrativas.

*Profesor de Universidad