Justo antes de escribir este artículo, me entero que un muchacho, Tuvia Weissman de 21 años, padre de una bebé, hacía sus compras en la sección de postres de un supermercado cuando un palestino armado con un cuchillo lo apuñaló y mató.

Minutos después de haber leído la nota del Sr. Aragüés titulada El cinismo de la comunidad judía, en la Tercera página de opinión de EL PERIÓDICO del día 19 de febrero, me llevó a reflexionar sobre el grado de irresponsabilidad con que algunos comunicadores manejan la herramienta más poderosa de todas, la máquina de generar ideas.

La utilización de las mediatizaciones en favor de intereses especiales en lugar del bien común puede convertir a un dispositivo como un periódico en un arma de desinformación masiva en el segundo teatro de operaciones aparte del campo de batalla que son los medios de comunicación.

Cabría mencionar a la repugnancia en que las comunidades judías de habla hispana se verán expuestas al caer en sus manos opiniones como las que el texto del Sr. Aragüés hace gala.

Semejantes palabras no hacen más que plegar un supuesto sentido de empatía por las condiciones en las que los ciudadanos palestinos están en sus propios territorios regulados por su propias administraciones o en los campos que se encuentran en los países vecinos de Israel los cuales les niegan rotundamente la posibilidad de salir del estatuto de refugiados y se empeñan en retenerlos como tales, por ni más ni menos que un antisemitismo encubierto.

COMPARAR a Israel, la única nación judía de la tierra hoy, como el mejor discípulo de los nazis, para luego declararse "amigo del sufrimiento judío", es la exacta muestra del desuso de la comunicación con fines de abiertamente desinformar, confundir e insultar a la comunidad lectora.

A 4 meses de esta última ola de terror en Israel. 140 atentados. 31 israelíes asesinados/as. 52 huérfanos/as. 30 padres que perdieron a sus hijos. 12 viudos/as. De todas las ciudades, las edades, los colores. Revisando el articulario del profesor Aragüés de los últimos meses no he encontrado página alguna en referencia a esta cuasi Tercera Intifada. Buscando un poco más tampoco vi reflexiones sobre el creciente rebrote de antisemitismo seguido de muerte en Europa que llevó a decenas de miles de judíos franceses por ejemplo, a emigrar a Israel para buscar una vida mejor. Tampoco encontré nociones sobre las situaciones en las que el pueblo palestino se encuentra y enfrenta en países como Líbano, Siria, Jordania o Egipto, ni siquiera en Cisjordania o Gaza, o a los maniáticos que los gobiernan como el régimen de terror impuesto por el movimiento Hamas. En ningún lado vi información precisa sobre las políticas de seguridad del Estado de Israel. Ni en un caso aprecié comentario alguno sobre los 1,5 millones de ciudadanos árabes, musulmanes y palestinos que son ciudadanos israelíes de pleno derecho, que van a las mismas universidades, que tienen representación parlamentaria, que votan a sus propios partidos políticos, que muchos de ellos van al ejército incluso destacándose como oficiales y que sufren de los mismos atentados y terror que el resto de los ciudadanos israelíes. Nada de eso encontré. Simplemente datos al azar forzosamente conectados por adjetivos terribles, cargados de violencia y dignos de denuncia. Genocidas, asesinos, opresores, totalitarios, bárbaros... nazis.

Parecería como que las camisetas de las causas y los trajes de las ideologías están en oferta y de rebajas. Un verdadero interesado por la comunidad judía nos preguntaría las cosas a nosotros, en lugar de insultar a la distancia y detrás de un título académico. Un verdadero interiorizado en las políticas del estado israelí consultaría a ellos y sus expertos sobre sus acciones y decisiones. Sin ir más lejos, un verdadero profesional por el análisis de la realidad está obligado a revisar la historia, los hechos, los datos, cómo estos se conectan y cómo transmitirlos. Sino, el desuso de la información responde una ingenuidad naif o a un directo y capcioso interés de degradación.

Tal vez artículos como el recientemente mencionado sean los dignos herederos de las palabras de Joseph Goebbels que titulan éste. De igual manera, es de entender la indignación del Sr. Aragüés ante el silencio de la comunidad judía.

Por supuesto, cómo una comunidad compuesta de gente que se supone más inteligente que la media, inexplicablemente habilidosa con los negocios y con misteriosas influencias en los asuntos mundiales, como tan bien caracteriza y evoca en el dibujo y la nota en cuestión; cómo semejante grupo de personas iba a emplear parte de su importantísimo, rentable y utilitarista tiempo en comentar semejante cúmulo de sociología espontánea...

He aquí un rebelde.