Mientras toman Faluya agoniza Arafat y tiemblan las mezquitas y la plaza de Jerusalén donde Sharon lanzó su provocación. Mientras toman Faluya se prueban nuevas armas en infinitos búnkeres subterráneos, pues la reelección de Bush ha dado alas a la industria, ha despejado cualquier incertidumbre, ha consolidado esa línea de pensamiento que consiste en no pensar, pensamiento ensimismado, preventivo hasta con uno mismo, paranoide extremo. Al final, se contagia y acaba por tener razón. Bush recibe a Aznar, como viejos amigos de barbacoas e invasiones, aunque no han puesto los pies sobre la mesa, las botas tejanas, mexicanas en realidad, fabricadas en Taiwan, o sea, en China. Bush recibe a Aznar pero aún no ha recibido la llamada de ZP, la llamada que ya ni siquiera debe de estar en el contestador, habrá pasado a los archivos remotos. Bush no reconoce las elecciones del 14--M, pasa de nosotros, de la cabra y de las banderas cruzadas. Mientras los inmigrantes toman Faluya a sangre y fuego, las bolsas no saben qué hacer, las bolsas acaban por mostrar el desconcierto de un mundo en cruzada permanente, un desconcierto lógico porque la cruzada, renovada y reforzada, no parace conducir a ninguna parte, a ningún negocio, excepto el de los especuladores de los diversos petróleos. Mientras los mercenarios emigantes toman Faluya, matan y mueren por cuatro perras, a ZP le han empezado a salir ojeras, bolsas, protuberancias, esos signos con que el poder va labrando los rostros de los presidentes, sólo que suelen tardar más tiempo en manifestarse. Lo preocupante es que a ZP le estén saliendo tan pronto, tan repentinamente. Algo habrá visto, o habrá dejado de ver, algo ha sentido el presidente para que le asomaran tan pronto los signos del peso de la Moncloa, de cualquier presidencia. Quizá es el silencio administrativo de Bush, pues no hay nada peor que el silencio, no hay nada que duela más y que deje peor huella que ese no saber. Quizá son los poderes ocultos del Vaticano, que no es partidario de las bodas entre homosexuales, ni de que le recorten el cupo. Mientras toman Faluya llega el invierno a Aragonland, donde también sufrimos un poco de silencio administrativo por parte del Estado, silencio presupuestario, que es el peor. Doble silencio, mundial y nacional, mientras giran a tope las fábricas de armas.

*Escritor y periodista