A los niños del tardofranquismo ya aligerado por la minifalda, nos suena mucho la expresión el milagro alemán . Es una cosa de la infancia, una de las cien o doscientas frases que sirven para armar una vida, para ir tirando. Ese milagro consistió en que partiendo de la nada de posguerra Alemania llegó a ser la locomotora de Europa.

Parte de aquella admiración tenía que ver con la que profesaba el franquismo a la Alemania anterior (a la mala). Era una veneración heredada, a la que en los años cincuenta se superpuso la otra, tan justificada. Parte de aquel milagro que aún nos asombra tuvo que ver con la renegociación de la deuda de posguerra, que fue muy a la baja, muy realista (aún se escandalizan en los países asfixiados por las deudas, se preguntan por qué a ellos no les hacen esas condiciones). También por el Plan Marshall y por la incipiente guerra fría, una novedad. Pero especialmente por la capacidad de trabajo y de organización de los propios alemanes y alemanas. En el siglo anterior se decía que para propiciar aquel milagro la gente trabajaba una hora gratis por la causa, por el país. Y en la España de cañizo y uralita nombrar aquella hora extra gratis era como mentar al diablo. Apenas nos asomamos a este siglo XXI de pantalla plana y vemos que Alemania empieza a recortar su estado del bienestar, el ejemplo de la socialdemocracia buena, la de los coches caros, la cerveza sabrosa y las autopistas se ensueño.

Los propios sindicatos se han adelantado al gobierno, que lleva varios años intentando meter la tijera al modelo, y que al final le está pegando el tajo. Los sindicatos han visto que las fábricas se iban pasado mañana a los países del al lado o a la otra punta del globo, de Hungría a China, y no han esperado ni un minuto. Las 35 horas, última conquista --en sentido literal-- de la lucha obrera, se vuelven a estirar como un chiclé. Francia las acababa de implantar, ay, cuando ya no valía la pena. Horas gratis para que no se vayan las empresas. El milagro se ha dado la vuelta.

Aquí estamos en trance de diálogo para crear empleo de calidad ¿?. Acaba de cerrar Moulinex de Barbastro --y eso que iba bien-- y mañana abrirá en China. Y llegan con gran nitidez los avisos a la fábrica de coches de Figueruelas. El globo es una amenaza, sí, llena de oportunidades (como jugar el cupón).

*Escritor y periodista.