El discurso del Rey en la Pascua Militar ha puesto el dedo en la llaga. Ha dicho que cualquier apuesta para convertir a España en una potencia autónoma en defensa no puede estar basada en ampliar y mejorar el armamento, en dotar al ejército de armas sofisticadas, sino que además, la ampliación del presupuesto debe ir acompañada de una mayor atención al factor humano, lo cual se resume en más formación, mejor equipamiento y mayor motivación. El Rey pone el acento en el factor humano en un año dramático para el ejército español en número de bajas: un total de 72 militares han perdido la vida cumpliendo con su misión. Además del equipamiento de nuestras tropas, otro de los retos al que se enfrentan nuestras fuerzas armadas es la desmotivación. Se ha dicho por activa y por pasiva que si queremos profesionales con una elevada capacitación técnica, sus sueldos deben estar también a la altura de las circunstancias, cosa que no ocurre. El Gobierno ha aprobado para este año la mayor inversión en armamento de nuestra historia, un total de 4.000 millones de euros y ésta debe verse completada con un ejercito profesional y motivado. El Rey tiene razón. *Periodista