El ministro de Energía, Álvaro Nadal, hizo piña ayer con los sindicatos mineros que le fueron a pedir que en el año 2020 no se cierren térmicas como la de Andorra y se mostró dispuesto a apostar por el mantenimiento de las que sean rentables. Su apuesta verbal por prolongar la vida del carbón es clara. Pero quizá hace falta algo más. El Gobierno de España debería exigir a la Comisión Europea unas condiciones más flexibles que permitan alargar esta actividad minera, clave para la comarca turolense. Si está buscando esas alternativas, que debería, haría bien en hacer una puesta en común con consejeros como la aragonesa Marta Gastón, que sigue esperando cita. El tiempo va muy deprisa. Y él, muy lento.