No estuvo muy fina Susana Díaz el otro día hablando de memoria histórica cuando dijo que «debemos construir una sociedad que no mire hacia atrás, sino hacia adelante». Inmediatamente ese monstruo de mil cabezas que son las redes sociales se le echó encima haciéndole notar el oxímoron de pretender hablar de memoria histórica sin mirar atrás. Ya se entiende qué quería decir, que no miráramos atrás para quedarnos allí, para regodearnos o por nostalgia. Sabe mal porque es precisamente Andalucía, junto con Cataluña y el País Vasco, uno de los lugares donde se han puesto más recursos y se han emprendido más políticas de memoria de todo el Estado, a pesar de que seguimos sin saber dónde están los restos de Federico García Lorca. A punto de cumplirse 80 años del final de la guerra civil y 40 años de la aprobación de la Constitución española, vamos lentos, o tarde, en muchos temas, pero parece que por fin se aborda la ignominia del Valle de los Caídos. Es urgente que deje de ser un monumento enaltecedor del fascismo. Entiendo que este paso importante del Gobierno socialista irá de la mano del desmantelamiento de la Fundación Francisco Franco, ¿verdad? No se podría entender una cosa sin la otra. Una institución que expresa su «objetivo de poner de manifiesto la grandeza de la vida y obra de Francisco Franco y de la España que creó». Miremos atrás, sí. Y escribamos las páginas de la historia que nos faltan. No es necesario que nos quedemos en el pasado, tenemos que seguir avanzando como sociedad, pero no tengamos miedo.

*Editora