Las estadísticas y los datos macro dan una pincelada, marcan una tendencia de lo que se cuece en la economía, pero pueden distorsionar la realidad de lo que afecta al bolsillo y la vida de cada uno. Según la OCDE, en un año el PIB español, la riqueza que se generó en un ejercicio, aumentó el 2,67%, y este es el incremento que registra el porcentaje per cápita. Pero es que los ingresos de los hogares lo hicieron al 1,28%, la mitad. En resumen, la economía crece el doble que los ingresos de las familias. Ya estamos con la distribución del pastel.

Otra retahíla de datos pone en evidencia que se recuperan situaciones hasta niveles previos a la crisis, la época de bonanza y todo aquello. Titulares que dan idea de una evolución positiva, como la constatación de que los cotizantes extranjeros en Aragón ya suman más de 82.000, prácticamente la misma cifra que antes de que empezara la cuesta abajo. Sin embargo, un informe de CCOO aclara que la comunidad ha perdido 52.100 personas ocupadas desde aquel fatídico cambio de ciclo. Lo que por un lado augura perspectivas de recuperación, otro dato paralelo, transversal o descolgado pone freno al optimismo. Uno de cada cuatro asalariados en Aragón es temporal, en 20.000 hogares están todos su miembros parados y en casi 7.000 no entra ningún tipo de ingreso. Y por si fuera poco, hasta dentro de los temporales, los contratos en los meses de junio y julio de este año no superan los 40 días de media de duración. En el 2008, en ese mismo periodo estival, la media era de 95 días. La mitad para lo bueno, el doble o más para lo malo. H *Periodista