El Partido Socialista ha anunciado la intención de reformar la Constitución, que está llena de contradicciones. Uno de los artículos a mejorar es el 57, en el que se prevé la sucesión a la Corona de España. Dice ese artículo que el varón precede a la mujer en el orden sucesorio, y eso se quiere cambiar para que las mujeres, como es de justicia, tengan los mismos derechos que los hombres. Eso está bien, pero ¿por qué ha de tener más derecho a la sucesión el primogénito que los nacidos en segundo o tercer lugar? Si no debe admitirse ningún privilegio por razón de sexo, creo que tampoco por primogenitura, que al fin y al cabo no es sino otra forma de discriminación. Y yendo un poco más allá, ¿por qué sólo pueden ser Jefes del Estado español los sucesores de Juan Carlos de Borbón?, ¿y por qué la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad? (artículo 56). Las monarquías, aunque en la actualidad se vistan de suaves oropeles en el papel cuché, no son sino trasnochadas herencias de tiempos periclitados. Es evidente que la sociedad española ha evolucionado mucho en los últimos veinticinco años y que la Constitución necesita de reformas urgentes. Una de ellas, la más importante sin duda, es que de una vez todos y todas, ciudadanos y ciudadanas de España, seamos iguales ante cualquier ley, y que el Jefe del Estado se elija por sufragio universal, porque ya está bien de tantos tabúes, miedos e hipocresías. La Constitución no quedará plena de democracia hasta entonces; es decir, hasta la República.

*Profesor de Universidad y escritor