Es perfectamente comprensible que la Casa Real esté preocupada por el desapego de una parte muy significativa de la sociedad con la idea y el proyecto de España, que la Monarquía simboliza como ninguna otra institución. En esa línea de reducir la distancia con los administrados hay que ver la decisión de la Zarzuela, conocida ayer, de aportar más luz sobre el desglose de su presupuesto, lo que ha permitido saber que la reina Sofía y la princesa Letizia tendrán este año un sueldo de 131.739 y 102.464 euros brutos, respectivamente. Son cantidades que no parecen exageradas y que son bien recibidas por la sociedad en aras de esa transparencia que todos los poderes públicos deben de tener. Por eso está bien también conocer lo que han costado las últimas intervenciones quirúrgicas del rey Juan Carlos. Pero aparte de transparencia, la Casa Real tiene mucho trabajo si quiere recuperar la prestancia de otros tiempos. Y es que el conocimiento público de estos datos, en todo caso, solo amortigua el malestar que causan actuaciones como la que este próximo sábado llevará a la infanta Cristina ante un juez.