Las Cortes de Aragón debatieron ayer una vez más sobre la moratoria que afecta a las grandes superficies comerciales en Zaragoza; en este caso tras una moción de Izquierda Unida a favor de que dicha moratoria se mantenga en el inmediato futuro.

Este es un tema en el que cada vez hay menos opciones razonables. Cuando en Zaragoza capital se barajan ya diversos y notorios proyectos para sacar al mercado suelos (públicos) de carácter terciario y está previsto el desembarco de nuevas grandes superficies comerciales con inversiones no menos voluminosas, la moratoria resulta poco menos que imposible. Además no parece que las normas restrictivas sean el salvavidas del pequeño comercio, al que algunas opciones políticas dicen querer defender mientras impulsan políticas urbanísticas que representan todo lo contrario de lo que el sector minorista necesita.

El pequeño comercio puede y debe convivir con las grandes superficies en un clima de auténtica libertad de mercado. Más aún: ese comercio de proximidad tiene un gran futuro si se moderniza, se especializa, apuesta por la calidad y el servicio y se integra en unos espacios urbanos adecuados (la ciudad mediterránea). La moratoria no soluciona nada.