Términos que por razones diferentes, uno desde que jugaba como niño en los campos de Calatrava, y otro desde mi paso por la Universidad, no oía; aunque tengo que reconocer que eran frecuentes en la que hoy, parece ser menos hormonal, mas fibrosa, casposa, «castosa» y tecnológica España testicular. En zoología, el morro es el hocico de los animales; en geografía, monte, peñasco o guijarro; en la mujer, (con permiso del feminismo) sonrisa pícara e insinuante. Verborrea constante en la juventud de creencias progresistas, en las estadísticas sociológicas, hoy tan solicitadas, pero sobretodo en las promociones telefónicas. Igualmente puede tener una significación de desagrado o contrariedad: torcer el morro o para definir al caradura, descarado y jeta, vaya morro... se fue sin pagar.

Las fábulas son breves narraciones literarias que terminan con un mensaje de enseñanza o moraleja instructiva, casi siempre, protagonizada por animales - La cigarra y la hormiga, por ejemplo-; entretienen y educan; definen el valor del esfuerzo y del trabajo, y el castigo o premio, en su caso. Los «morros», en cuanto son «hocicos» de animales, tienen concomitancias gastronómicas. Su frecuente trasformación humana tiene infinitas variantes: límpiate los morros; se marchó sin pagar «por el morro». «Darse de morros». Que te «partan» los propios. Beber a morro.

Todavía no se ha definido la variante televisiva de morro. Esta llegando. Un paso más y encontramos el morro-desfachatez, seña democrática del poder de algunos políticos, pasados y presentes de esta parte de Europa llamada España. El morro político crece en nuestras cámaras, alta y baja, de representantes, sin distinción de sexo, incluso con expulsión baboica. No hay alarma. No es anti-higiene. Es política, derechos humanos y libertad de expresión y como tal tenemos que buscar solución al «Morro democrático». ¡¡¡ Faltaría mas!!!

Dependiendo del movimiento social-económico que lo analice, el «morreo» puede ser otra cosa. Se están «morreando». Puede ser sin contacto físico pero intenso e íntimo con intenciones políticas, comerciales, sociales, docentes, culturales, etc. con el fin de conseguir sin escrúpulos éticos, pactos o contratos ilícitos o ilegales, socialmente justificados que proporcionen beneficios, personales o partidistas a espaldas de... Puede ser que, el «morreo», ocurra con un intenso contacto físico entre «morros» eróticos de cualquier genero abriendo con seguridad las puertas de un determinado tipo de ¿amor? completado mas tarde con el negocio de las subvenciones. Finalmente podemos considerar el «morro» como «labios» que enamoran y apetece el beso como acción previa a...

No hace mucho vivimos el «morreo parlamentario» de la moción de censura, cuya expresión posterior, entre otros beneficios originales, fue la tozuda utilización, «morreal» del aeroplano y/o helicóptero, junto a la despensa de compromisos varios familiares cercanos «por el morro».

Hay parlamentarios que a falta del adecuado contenido intracraneal usan el morro facial y gesticular en el morreo parlamentario, o aun, el mas efectivo morreo partidista de pactos. En no muy lejanas épocas el «morro» se utilizó con inadecuada frecuencia. «Morreo de Irak». Importante fue aquel de la guerra de Irak, y que aceptó y toleró el problema catalán, (en privado), cedió competencias educativas al nacionalismo, permitiendo la inmersión lingüística. Inigualable morro utilizado en el ninguneo a las Fuerzas de Seguridad, apartándolas de una comunidad española. El de la OTAN, afirma hoy, con la desfachatez que le caracteriza, que Venezuela vive «una catástrofe sin precedentes». Olvidando que durante su presidencia, Venezuela vivió otra mayor, llamada «caracazo», salvajemente reprimida por su «morreante» colega el presidente socialista. Las fechorías perpetradas por el «morro» de aquel, fueron auspiciadas por el «morro» del nuestro. El Z «morro» fue definido por alguien que en nombre de Don Quijote le escribió una carta de despedida: «La verdad es que… lo tuyo no es la Belleza ni la Justicia ni la Libertad. Con tu faz risueña y «morro» de mostrenco irredento has resultado ser un gran enjambrador de entuertos y desaguisados. Lenguaraz mentiroso y fullero, ablanda-brevas, botarate, badulaque, embaucador de madreselvas progres, generador de insacudibles balandranes que encajas con mérito mientras los adobas con lengua falsaria y viperina». ¡¡¡Qué morro!!!

La perseverancia socio-democrática ha ido perfeccionando la técnica «del morro» y, el ejercicio del «morreo» por ambos lados se ha socializado tanto que se han olvidado de cumplir la promesa que dieron todos, sin excepción, de acabar con el morro testicular de la dictadura. Todo lo contrario, lo han instucionalizado y en algunas comunidades autónomas con preferencia. En política tampoco vale todo.

*Catedrático emérito de la Universidad de Zaragoza.