El modelo de ciudad ya no es urbanístico, es de movilidad. La introducción en Zaragoza del servicio de bicicleta compartido, en el 2008, y el tranvía, tres años después, ha supuesto un cambio notable en los desplazamientos. Calles pacificadas, más de 130 kilómetros de carriles ciclables y varios más en proyecto...Un esfuerzo en infraestructuras ciclistas que está favoreciendo la aparición de otros artilugios, mayoritariamente eléctricos. Al beneficio de ofrecer movilidad sin contaminación se añade su bajo coste y, por ejemplo en el caso de los patinetes eléctricos, su reducido tamaño.

Sin duda, es una evolución interesante. Las ventajas en cuestión de movilidad son importantes, siempre que no vengan acompañadas de un problema de seguridad. Es imprescindible preservar las aceras. Un patinete eléctrico puede circular a una velocidad máxima de 30 km/h, un auténtico peligro si circula por zonas reservadas a peatones, especialmente para niños y ancianos. Asímismo, las alternativas individuales no deben convertirse en argumento para disminuir los esfuerzos en seguir mejorando el servicio público. Este debe dar respuesta a la totalidad de la ciudadanía. Principalmente, a aquellos con necesidades especiales: desde padres con cochecitos de bebés a personas mayores o con movilidad reducida. El modelo de ciudad ya es de movilidad, pero debe serlo para todos.