La semana pasada, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, visitó la localidad turolense de Andorra con los bolsillos llenos de palabras y vacíos de soluciones. Su visita fue simplemente testimonial pues desgraciadamente no presentó ni un solo proyecto tangible para la creación de empleo en una comarca que en breve se va a ver abocada a incrementar las listas del paro. Ayer, en las páginas de EL PERIÓDICO, Ribera intentaba dar respuesta a las incógnitas que el cierre de Endesa plantea a cientos de trabajadores y a sus familias, pero se quedó en eso, simples palabras. No obstante hay que reconocer que la ministra ha sido una de las pocas que en los últimos años ha tenido el valor de dar la cara.