El patrioterismo es así: mucho hígado y poco seso. Las derechas superhispanas, con sus terminales políticas y mediáticas al rojo y gualda, reclaman un 155 («pero de verdad»), la suspensión indefinida de la democracia en Cataluña, la ilegalización de los secesionistas y que el Ejército desfile por la Diagonal. Pero, en realidad, ese sería un proceso de acción-reacción que permitiría al independentismo recuperar su imagen de víctima, su prestigio internacional y sobre todo su unidad. Los españolistas deberían estar encantados de lo diferente que ha sido este 1-O del de hace un año. Porque ahora las fuerzas soberanistas se han fracturado, los mossos han tenido que echar mano de las porras (no la Guardia Civil ni la Policía Nacional), las CUP piden la dimisión del Govern... ¿A santo de qué repararles el roto con exhibiciones de españolismo barato? ¡Ojalá estuviese en la calle Junqueras para que anduviera a la greña con Torra!

Pero en España los patriotas de toda condición son absurdos y casi siempre ridículos. Los centrípetos reaccionarios como los periféricos que van de progresistas. ¿Progresistas? Por favor. ¡Pero si el citado Torra está más cerca del italiano Salvini que de otra cosa! El independentismo catalán carece de respaldo social suficiente, no ha acreditado ningún tipo de programa de progreso, tiende al autoritarismo y la exclusión y responde a intereses más oligárquicos que populares. ¿Entonces?

La Cataluña supuestamente republicana no es una Ítaca del progreso social. Es la de la corrupción leridana (mira, otra interesante actuación de los mossos). O la que resucita desde los ayuntamientos nacionalistas de la Costa Brava oscuros planes urbanísticos para construir diez mil apartamentos, chalets y unos cuantos hoteles que causarán tremendo impacto medioambiental. Pelotazos... ¿republicanos?

Estoy harto de tanta patria. De ver cómo hay personal tan infeliz que se cabrea porque han pintado de amarillo la cruz del Aneto o han puesto unos lacitos en la pasarela de Fraga. Valiente chorrada. Muy patriota hay que ser para enfadarse por ello.