Cada acción tiene una reacción. La explosión de las posiciones feministas está provocando la vuelta (si es que alguna vez se habían ido) de los ultramontanos que consideran exageradas todas estas manifestaciones. De los que sienten agredida su hombría cuando las mujeres salimos a la calle a pedir que no nos maten. Tres noticias había ayer en la prensa, tres, que me reafirman en que no podemos bajar la guardia, nunca ni en ningún campo. La primera noticia es el hallazgo del cadáver de Laura Luelmo, la joven profesora que salió a correr y apareció muerta. Han detenido como sospechoso a uno de sus vecinos. La segunda noticia es la absolución de Imelda Cortez, la joven salvadoreña que ha pasado dos años en prisión por haber intentado asesinar a su bebé, fruto de la violación de su padrastro, que la forzaba desde los 12 años. El Salvador es uno de los países que más duramente castiga el aborto (o su mera sospecha). La tercera noticia es la celebración de los Gaming Ladies, cuarta edición de un evento en el que se reúnen las mujeres de la industria del videojuego para discutir sobre los problemas de trabajar en un sector altamente masculinizado. Un sector que las rechaza y las margina. Ahora, busquen noticias equivalentes referidas a los varones, y me lo cuentan. Hay temas en los que la equivalencia no existe. Eso de querer proteger por igual a las mujeres y a los hombres (y a los animales, y a los árboles, y a todo lo que se menea) cuenta con todo mi apoyo, cómo no. Pero mientras tanto, protestar sigue siendo necesario, día tras día.

*Periodista