14 -M es el día que los abogados, economistas y gestores administrativos especializados en Mercantil, esto es, los visionarios del siglo XXI, vaticinan como fecha en la que empezarán las quiebras y los cierres en masa de un gran número de pequeñas y medianas empresas a las que el covid ha sacudido de lleno. ¿Profecía auto cumplida? No hace falta ser adivino para prever semejante descalabro del tejido productivo aragonés, extensible al resto del territorio español también, tras un año de tormenta covid, y pese a los avales del ICO, los ertes, la moratoria concursal, o las supuestas ayudas financieras provenientes de las administraciones. Pero, la fecha señalada no es baladí. Se cumple el aniversario de la declaración del estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria por el covid-19 en España, y termina la moratoria aplicada por el Gobierno para paliar los efectos económicos de la pandemia, y con ella, el final de un espejismo. Adiós al maquillaje arrojado por las estadísticas de estos meses de mascarada; hola al desastre económico fruto de la espantosa gestión del Ejecutivo español, especialmente en sectores tan sacudidos por la pandemia como el turismo, la hostelería o el comercio. La falta de medidas reales de alivio fiscal para las empresas (aquí, igualito que en Francia o Alemania) ha obligado a una gran parte de ellas a acudir masivamente a los ICO, unos fondos que muchas no podrán devolver y que terminarán hundiéndoles. ¿En qué demonios invierte el Gobierno de nuestra nación, si según el Banco Central Europeo, España es el sexto país que más dinero recibirá del Fondo de Reconstrucción, y sin embargo, es también el país europeo que menos ayudas directas ha dado a las empresas?