La muerte de Phillip Roth ha dejado a la literatura norteamericana huérfana de una de sus grandes voces, irónica y persuasiva, suavemente corrosiva e iluminadora de algunas épocas muy controvertidas de su reciente historia. Como, por ejemplo, el macartismo, eje de Me casé con un comunista, una de las grandes novelas de Roth, que ahora releo asombrándome de que la Academia Sueca no llegara a concederle el Premio Nobel. Quizá porque los casos de acoso no les dejaron pensar con claridad en el sucesor de Dylan...

Me casé con un comunista cuenta la historia de Ira Ringold, un militante norteamericano del Partido Comunista que accederá a las élites culturales de la mano de su matrimonio con una estrella del cine mudo. Él mismo era un astro de la comunicación, hasta que la limpieza ideológica impulsada por McCarthy se cebó en su figura, como en las de tantos autores o actores sospechosos de izquierdismo en los escenarios de Hollywood o Nueva York.

Viene a cuento la referencia de Roth porque en esta ciudad acaba de producirse un hecho político de cierta relevancia: la clara victoria de una millenial latina, Alexandria Ocasio--Cortez frente a un viejo dinosaurio o tiburón del Partido Demócrata, Joseph Crowley, representante del stablishment. Alexandria, claro está, no es comunista, al menos no a la manera en que lo era Ira Ringold, pero pertenece a una minoría, es nacida en el Bronx y participó en la campaña de Bernie Sanders contra Hillary Clinton, en cuyas ramificaciones ideológicas asomaron las hojas verdes de un nuevo socialismo, demasiado verde, tal vez, para unos USA que acabaron eligiendo a Trump.

Ocasio-Cortez, de 28 años de edad, conoce lo que es trabajar, y muy duro, para vivir, porque su padre falleció prematuramente, dejando a la familia en una precaria situación económica. El multicultural paisaje humano que Alexandria ve a diario en su entorno habitacional, los problemas de las minorías, las carencias en los servicios sociales, en la sanidad, la educación, el permanente abuso del mercado en estado puro la han llevado a una posición claramente a la izquierda de su propio partido. Tal vez se case con un comunista, como en la novela de Roth, y tal vez no se case con nadie y continúe su camino independiente en la política, a la búsqueda de auténticas soluciones para su país.

Seguiremos oyendo hablar de ella.