A esta muy católica España, que esta semana procesiona tocando el tambor, le importa un bledo que en lo que va de año 26 mujeres hayan sido asesinadas por sus parejas. Exactamente, si hacemos caso de las encuestas del CIS, el problema ocupa el puesto 22 entre las preocupaciones de los españoles. En los últimos 10 años, el machismo se ha llevado por delante la vida de más de 700 mujeres. Cada vez que mataba ETA yo mismo cogía la pancarta preparada al efecto y salía a la puerta de mi facultad junto a alumnos y profesores a manifestar nuestra repulsa. Ahora, nada. En el año 2004 se aprobó la ley contra la violencia de género. También se creó un Ministerio de Igualdad lo que provocó la hilaridad del PP. Aquella magnífica herencia, esta vez sí, de Rodríguez Zapatero, se la cargaron en cuanto llegaron al poder y están desmantelando, esto también, los procedimientos establecidos para erradicar esta lacra que nos debería avergonzar como sociedad. Hasta ahora han recortado aproximadamente un 30% los fondos que se estaban dedicando a luchar contra la violencia machista. La ministra Ana Mato, ya se sabe, no se entera de nada, ni de lo que pasa en su casa, como para enterarse de lo que pasa en las de las demás. Ruiz Gallardón anda rumiando su ley del aborto porque dice que este es "violencia estructural" y Fernández Díaz entre conceder medallas al mérito policial a no sé qué virgen y disimular por los inmigrantes muertos en Melilla, ya tiene bastante. Así estamos y algo habría que hacer.

Profesor de universidad