Dópese con moderación. Si te dopas no conduzcas, etc. Los Juegos presentan una nueva competición en la que ya hay algunos perdedores: a ver si se detecta o no el dopaje, a ver si cuela la EPO por el filtro del análisis sorpresa, a que no me pillas. Esta parte debería televisarse con la misma generosidad que el resto de las ceremonias, carreras y partidos. Atletas emblemáticos, el orgullo de las naciones, corriendo delante de los ATS del COI. Hace falta un CSI Atenas. ¿Conseguirán estos Juegos aliviarnos el estupor onánico que nos acorrala? ¿Veremos grandes gestas deportivas y seremos capaces de creer en ellas? Quizá ya sólo podemos ver la eritropoyetina subiendo y bajando por dentro de nuestros cyborgs preferidos. Los Awacs sobrevolando el Pireo, Knosos y otros sueños. Las islas donde empezó el sueño de Occidente, que ahora se deslocaliza otro poco, son las islas donde acaba a fuerza de miedo, prevención, nuevos nichos de negocio. El mundo se ha llenado de rejas y arcos escaneadores. El tema es cuánto subir la altura de las vallas, hasta dónde la alambrada. Israel, atento a las novedades, exporta tecnología de muros, pretensados de hormigón.

Quizá hay atletas que ya portan nanomáquinas, ingenios indetectables por los análisis sorpresa, que van siempre un poco por detrás. En el Reino Unido ya se puede clonar algo, con fines terapéuticos. Habrá que reformular los reglamentos olímpicos. Todo se copia y se piratea, la mitad del universo simbólico de cada marca pertenece ya a un mundo duplicado, mucho más de la mitad en el caso de Microsoft. Ese universo paralelo puede ser más imprescindible que el auténtico, al que homenajea y parodia. Mundos duplicados. Faltaba el humano, que siempre se deja para lo último. En casa del herrero, etc. (En la omnipresente guerra de marcas ha entrado el Estado, vía Tráfico, con su decreto de los chalecos amarillos, que es una bandera supraautonómica, un logo --camuflado-- español). ¿Habrá atletas originales, genuinamente químicos, paleontológicos? ¿Podrán competir las competiciones con las atrocidades de Nayaf y otros lugares hipersantos? ¿Podrán competir con las medidas de seguridad, con ese nuevo foco de fascinación atávica que es el verlo todo, el vigilarlo todo? El triángulo del ojo de dios contra la ubicuidad que proclama el otro dios. También ellos han sido clonados.

*Escritor y periodista