Último accidente mortal en la N-232: dos mujeres muertas en un choque frontal entre dos turismos a la altura de Fuentes de Ebro. La misma carretera lleva años convertida en un escenario particularmente mortal, una sucesión de puntos negros y zonas de acumulación de accidentes. Durante ese tiempo, que suma decenios, alcaldes de los pueblos afectados, instituciones y entidades aragonesas de todo tipo y un sinfín de ciudadanos de a pie han clamado por el desdoblamiento de una vía particularmente transitada, que habría de vincular el Cantábrico y el Valle del Ebro con el Mediterráneo castellonense. Pero sus reivindicaciones y el suma y sigue de fallecidos y heridos graves no han tenido mayor efecto en la Administración central.

En los Presupuestos Generales para el ejercicio en curso figuraba una partida destinada a desdoblar el tramo El Burgo-Fuentes, 17 kilómetros convertidos en una especie de objetivo mítico, casi un imposible. Pero teniendo en cuenta la tardanza en aprobar esas cuentas, será preciso, en el mejor de los casos, tener paciencia... O bien darle un toque muy serio al Ministerio de Fomento para se tome este asunto en serio, aunque solo sea para ahorrar vidas humanas.

En Aragón, el desarrollo de las autovías ha sido tradicionalmente lento y difícil. Cada kilómetro cuesta, literalmente, sangre sudor y lágrimas.