Las infracciones mediambientales (en algunos casos verdaderos delitos) aumentan en Aragón. Desde el cazador furtivo hasta la industria que genera vertidos tóxicos pasando por las ganaderos que utilizan piensos ilegales, los protagonistas de todo tipo de atentados a la naturaleza actúan en diferentes escalas, y aunque el Seprona de la Guardia Civil ha incrementado las denuncias, faltan medios humanos y materiales para perseguir de forma efectiva a los infractores.

Las normas para proteger el Medio Ambiente son en muchos casos papel mojado. Y en Aragón existe por otro lado una escasa conciencia social y una muy relativa preocupación institucional a la hora de hacerlas cumplir. Y sin embargo nuestra comunidad es rica en recursos naturales, que debería cuidar con mimo porque representan no sólo un factor esencial para la calidad de vida sino también un patrimonio de alto valor económico que pertenece a todos.

Ampliar la inquietud ecologista y hacer cumplir las normas de protección de la naturaleza son dos objetivos esenciales. La educación es un instrumento importante en dicho sentido, pero también es preciso arbitrar sistemas adecuados para prevenir, detectar y castigar a quienes infringen las reglas.