Sobrecogido y absorto por el covid-19 con las cifras diarias de muertos, contagios y curados; con las luchas encarnizadas de nuestra clase política; con las terribles secuelas económicas de descenso del PIB, el incremento de parados, el cierre de negocios de autónomos y pymes, he alzado la mirada lejos de nuestra España para conocer la actualidad en otros países, ya que vivimos en un mundo globalizado. Y especialmente, porque de lo que está ocurriendo en España ya he expresado mi opinión con argumentos razonados en otros artículos en este medio. La sociedad está dividida y fracturada en dos. Cada cual tiene ya una opinión inquebrantable basada más en la emoción que en la razón. No obstante, el objetivo de la derecha, ya no es cómo combatir la pandemia, es irreversible, sino en cómo gestionar la crisis económica. Su pretensión sería como se hizo tras la crisis del 2008, a costa de la gran mayoría. Mientas que para el gobierno actual, su pretensión es otra, tal como vemos: la aprobación de los ERTE para evitar los despidos, ayudas a los autónomos, renta mínima para eliminar la pobreza extrema del 20% de los hogares españoles, prohibición de desahucios cortes de luz…

Levanto la mirada. He encontrado unos artículos de calado. El primero describe la situación en los Estados Unidos, El año de la peste de Mike Davis, reconocido urbanista e historiador. El segundo refleja la situación sobrecogedora en la India de Modi, La pandemia es un portal, de la india Arundhati Roy escritora, periodista y activista de los derechos humanos. El tercero habla del Reino Unido de Boris Johnson, ¿Quién es el verdadero enemigo? de Robert Fisk, periodista inglés. El cuarto es más global, Ante lo desconocido… La pandemia y el sistema-mundo de Ignacio Ramonet, periodista, catedrático de teoría de la comunicación y del movimiento altermundista. Por último, un artículo-reportaje desolador en Ojo Público, editado en Lima, que firman varios periodistas La dura travesía de los más pobres: pandemia y desempleo expulsan a miles de migrantes. Refleja la huida masiva de Lima, cuya área metropolitana supera ya los 10 millones, unas 165.000 personas, aunque son muchas más, que vuelven a sus pueblos de origen.

Todos los artículos tienen muchos aspectos en común. La pandemia es un efecto del modelo neoliberal a causa de sus políticas devastadoras de privatización a ultranza de los sistemas públicos de salud y de la producción de fármacos y vacunas, que han sido criminales. Por ello, según Yuval Noah Harari: «Los gobiernos que ahorraron gastos en los últimos años recortando los servicios de salud, ahora gastarán mucho más a causa de la epidemia».

Otro aspecto del neoliberalismo es el maltrato de la naturaleza con el objetivo exclusivo del beneficio, sin tener en cuenta que la Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos. Hay tres causas complementarias que han producido todos los virus infecciosos expandidos globalmente en las últimas décadas, como la gripe aviar, la gripe porcina, las cepas infecciosas de coronavirus. La principal es la cría industrial y masiva de animales, especialmente pollos, pavos, cerdos y vacas. Todas las pandemias recientes -con excepción del HIV- están asociadas a un origen animal. Luego la agricultura industrial y química, en la que el 75% de la tierra agrícola del planeta se usa para la cría masiva de animales, para sembrar forrajes. La tercera es el crecimiento descontrolado de la mancha urbana y las industrias que la alimentan y por ella subsisten. Por ello, según Enrique Dussel, hoy, la madre naturaleza se ha rebelado; ha jaqueado a su hija, la humanidad, por medio de un diminuto componente de la naturaleza (naturaleza de la que es parte también el ser humano, y comparte la realidad con el virus). Lo hace a través de un organismo (el virus) mucho más pequeño que una bacteria o una célula, e infinitamente más simple que el ser humano que tiene miles de millones de células. Es la naturaleza la que hoy nos interpela: ¡o me respetas o te aniquilo!

En cuanto a las consecuencias sociales y económicas del neoliberalismo están ahí: desigualdad, exclusión, pobreza, precariedad, reducción de salarios, etc.

Termino con las palabras de Arundhati Roy que suponen un fuerte aldabonazo a las conciencias dormidas: «El coronavirus ha puesto a los poderosos de rodillas y ha frenado al mundo como nada más podría. Nuestras mentes aún están dando vueltas sin parar, y anhelan el regreso de la «normalidad», intentan unir nuestro futuro con nuestro pasado y se rehúsan a reconocer la ruptura. Pero la ruptura existe. Y en medio de esta terrible desesperanza, se nos ofrece una oportunidad de repensar la máquina del fin del mundo que construimos para nosotros mismos. Nada podría ser peor que un regreso a la normalidad. Históricamente, las pandemias han obligado a los seres humanos a romper con el pasado e imaginar su mundo de nuevo. Esta no es diferente. Es un portal, una puerta entre un mundo y el siguiente. Podemos optar por cruzarlo arrastrando tras nosotros las carcasas de nuestro prejuicio y odio, nuestra avaricia, nuestros bancos de datos e ideas muertas, nuestros ríos muertos y cielos llenos de humo. O podemos atravesarlo caminando ligeros, con escaso equipaje, listos para imaginar otro mundo. Y listos para luchar por él».

*Profesor de instituto