Un día, tal como hoy, hace 37 años, representantes de los gobiernos español, marroquí y mauritano se reunieron para firmar el nefasto acuerdo, conocido como el Acuerdo Tripartito de Madrid, con el cual se repartieron el apetitoso pastel del Sahara Occidental entre Marruecos, Mauritania y España. A consecuencia del citado acuerdo, el pueblo saharaui fue dividido entre los que quedaron bajo la ocupación y los que huyeron bajo los bombardeos de la aviación marroquí para encontrar un refugio seguro. Gracias a los brazos abiertos del gobierno y el pueblo argelino se asentaron los primeros campamentos de refugiados.

Sin embargo, este acuerdo fue suscrito en contra de toda la legalidad internacional, resoluciones de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad y el dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de la Haya.

Actualmente, el enviado especial de las Naciones Unidas para el Sahara Occidental, Christopher Ross, ha emprendido una ronda de encuentros con gobiernos y representantes de la sociedad civil en Marruecos, la capital del Sahara ocupado (El Aaiún), el gobierno de la RASD, Argelia y Mauritania. Se trata de buscar la forma de reanudar las negociaciones entre las dos partes en conflicto, el Reino de Marruecos y el Frente Polisario, que ya en su día fueron suspendidas a causa de la oposición e intransigencia marroquí, retirando su confianza al enviado especial de la ONU. Un órdago que luego tuvieron que rectificar, puesto que tanto las Naciones Unidas, la Comunidad internacional y el Frente Polisario ratificaron su apoyo a este diplomático.

La visita de Ross ha generado cierto nerviosismo entre las autoridades marroquíes, incrementándose mucho el nivel de represión en la práctica totalidad de ciudades de los Territorios Ocupados del Sahara Occidental. Además, recientemente se ha expulsado a dos delegaciones de observadores españoles y a una delegación noruega. Según la información que obra en nuestro poder, procedente de una fuente bien informada en las zonas ocupadas, Marruecos está preparando una brutal intervención de represión en el umbral del segundo aniversario de la sublevación de Gdeim Izik y quiere evitar testigos de esa violencia ya habitual en el comportamiento del régimen de Rabat. Gdeim Izik supone un antes y un después en la resistencia pacífica de la sociedad civil. No sólo para el pueblo saharaui, también para los países vecinos, puesto que muchas personas, entre ellas el profesor Noam Chomsky, creen que el germen de la Primavera Árabe se inició en esa acampada, en la que confluyeron alrededor de cinco mil personas que no se resignaban a ver cómo Marruecos maltrata, tortura y asesina a los saharauis impunemente.

Lo que nos preocupa seriamente es que sabemos que se han trasladado en ambulancias numerosos efectivos militares y policiales, vestidos con uniformes civiles, para pasar desapercibidos. Junto con los colonos marroquíes en los territorios ocupados, serán la fuerza de represión que se utilizarán en el día del aniversario. Hacemos un llamamiento al Gobierno español que ejerce un papel como potencia administradora más visible, sobre todo en la Unión Europea, para presionar al Reino de Marruecos a respetar los derechos humanos en las zonas ocupadas y el cese del expolio de las riquezas en el Sahara Occidental.

El pueblo saharaui hace un llamamiento a todas las fuerzas políticas, ONGDs, a la sociedad civil y a los medios de comunicación para multiplicar los esfuerzos y hacer sentir sus voces libres, condenando estos abusos que son más propios de la Edad Media. Pero, ¿qué se puede esperar de un régimen feudal que se intenta disfrazar de estado moderno?