Después de días y días de debate en los medios, de mensajes cruzados, de postureos sin cuento y sin apenas haber bajado a la realidad de una negociación seria, Pedro y Pablo se han lanzado un órdago que les lleva a pasar del todo a la nada. O consiguen el gobierno o se van a la oposición y quién sabe si alguno queda condenado a la irrelevancia.

Suena todo a excusa porque lo que sí que parece un insulto a la inteligencia de los ciudadanos es que dos partidos que están obligados a entenderse y quieren llevar a buen puerto sus programas vivan en esta situación.

Solo hace falta escuchar los mensajes de unos y otros para observar que algo no encaja. Si no es cuestión de nombres no se entiende que el veto a Pablo Iglesias se convierta en un problema para el acuerdo. Y lo mismo en cuanto a la cuestión catalana, un problema capital para Pedro Sánchez que Pablo Iglesias ha reiterado que resolverá firmando un documento sobre ello. Y así podemos analizar uno por uno cada uno de los desacuerdos que se están poniendo sobre la mesa. Ahí está el error, la falsa negociación se está llevando sobre los desacuerdos dejando de lado la gran cantidad de reformas que juntos pueden desarrollar y que España necesita después de que los ciudadanos lo han exigido con sus votos.

Está quedando muy claro que este descuadre y falta de entendimiento para los ciudadanos se produce porque todos los actores de este teatro no están en escena. Llama poderosamente la atención el silencio de Felipe González, tan locuaz en otras ocasiones, cuando se sabe que en esta ocasión está detrás y apoyando a Pedro Sanchez en su defensa numantina frente a Podemos. Pero aunque no los vemos, se vislumbra que hay otros actores que se sientan en otras mesas del poder (que no conocemos) y que no ven con buenos ojos que los populistas comunistas de Podemos se sienten en el Consejo de Ministros porque pueden peligrar los enormes privilegios que han obtenido tras los años de Gobierno del PP. El PSOE es mas taimado y aunque siempre las políticas que desarrolla son mas sociales, en su seno alberga una pluralidad tan amplia de ideas que les lleva debatir internamente posiciones muy próximas a la izquierda comunista con otras tan centristas que se acercan a lo más moderado del PP.

Cuando hay que acordar una negociación todo el mundo sabe que hay que constituir una mesa de diálogo con representantes de las partes y el programa a desarrollar. Después es tan sencillo como ir eliminando las no coincidencias y pactar como se van a gestionar. Con ello quedan claras como el cristal las partes del programa a desarrollar y solo hace falta generosidad para establecer el equipo que las debe llevar a cabo. En la administración, incluido en Consejo de Ministros, hay miles de espacios suficientes donde un partido puede desarrollar su programa sin faltar a su compromiso con los ciudadanos.

Se han conformado dos bloques antagónicos a derecha e izquierda que parece que impiden la permeabilidad de los votos. Ciudadanos que se consideraba el partido creado para solventar estas situaciones, ha adquirido compromisos con sus votantes, auspiciado por su líder Rivera, que le impiden ahora mirar a su izquierda para pactar con Sanchez, salvo que Rivera se auto inmole en el compromiso.

Pero las presiones deben de ser muy fuertes para impedir que dos grupos que están condenados a entenderse no encuentren el camino. Da la sensación que la partida que se está jugando es una operación de largo alcance que se nos escapa a nuestro entendimiento y al poder de decisión de los ciudadanos. Tal es el ambiente que se vislumbra que todo parece que conduce a unas nuevas elecciones, algo que sería muy grave para la democracia ya que se pasaría del poder de las urnas al poder de los despachos. Faltan actores en la obra que se está representando y que posiblemente si conociéramos su presencia y el papel que están jugando la pudiéramos entender.

Parece que se apuesta por la estrategia de forzar la situación con presiones al más alto nivel para que un gobierno progresista sea imposible. Los partidos de izquierdas están cayendo en la trampa, unos cegados por sus egos y otros sometidos por sus compromisos o enmascarados en un falso sentido de Estado que nos llevará irremediablemente a nuevas elecciones. El resultado ya es sabido, habrá una gran abstención de la izquierda que afectará más a Podemos, Rivera se podrá liberar de su veto a Pedro Sanchez y se abrirán nuevas posibilidades de gobierno a izquierda y derecha por que el PP recogerá con seguridad muchos votos prestados a Vox y Ciudadanos. ¿Todos contentos? Parece que no, 200 personas del mundo de la cultura no se resignan, han firmado un manifiesto pidiendo un acuerdo de Gobierno progresista porque «los problemas de millones de personas no se detienen a la espera de que los partidos hagan su trabajo».

*Periodista