Uno de los escritores españoles más curiosos y originales de las dos últimas décadas es sin duda Germán Sánchez Espeso.

Autor de catorce novelas, una de las cuales --Narciso -- mereció el Premio Nadal en el año 1978, ha venido combinando el ejercicio y la enseñanza de la literatura con la dirección de cine publicitario, entre otras diversas actividades que le han llevado a residir largamente en la Gran Manzana. Escenario, por cierto, de su última y ciertamente gloriosa incursión en la narrativa: New York Shitty , una novela loca, loca, loquísima...

Su editor, en las notas publicitarias de lanzamiento del libro, ha relacionado New York Shitty con la legendaria creación de Hunter S. Thompson, Miedo y asco en Las Vegas , y ciertamente el gonzo espíritu del exceso y la sátira fluyen con generosidad, imparablemente, por estas calientes e irreverentes páginas de Sánchez Espeso.

Una Nueva York la suya, hay que decirlo, que nada tiene que ver con el escenario más o menos convencional de tantas otras historias literarias o cinematográficas, reales o ficticias, que allí han sucedido. Están los rascacielos, claro, las limusinas, las grandes tiendas, los focos de lumpen, está el contraste entre ricos y pobres, la violencia ambiental, la diversidad, el encanto, el sexo, la creatividad y la locura, pero todo ello como entrevisto a través de un filtro hiperbólico, de una lente de aumento que destaca el humor congestivo, la total ausencia de escrúpulos, el caricaturesco cariz de los severos personajes que deberían representar la autoridad y el orden, y hasta la sustancia misma del sueño americano, pero que en la pluma de Sánchez Espeso se transforman en psicópatas, en sexópatas, en temibles o ridículos elementos al albur de sus caprichos e instintos.

Todo, absolutamente todo en New York Shitty , sus diálogos, sus perfiles, sus escenas, es consecuente con la desmesura que su autor nos propone desde las primeras líneas. No hay respiro ni momento para la cordura, para la reflexión. El alocado baile de personajes y escenas gira una y otra vez sobre la voluntad paródica de su creador, cuyo humor corrosivo, destructivo, se va erigiendo en una poderosa arma perfectamente capaz de ir demoliendo a conciencia los principios básicos de la sociedad más poderosa del mundo.

New York Shitty es una novela extrema, en el filo, y por eso mismo dividirá a sus lectores en fanáticos y cómplices, o en resueltos detractores.

Para leerla, y disfrutar a fondo, y a gusto, de la panoplia de transgresiones que se sugieren en el libro, o que con tanta minucia se describen, hay que dejarse ganar, desde el principio, por la voluntad satírica del autor. Entender que su juego no pretende escandalizar, ni siquiera divertir, o hacer reír (aunque uno sonríe con frecuencia), sino directamente demoler el edificio de puritanismo sobre el que se sustentan el sistema y su correspondiente anti-sistema. Sánchez Espeso se ceba con jueces, policías, políticos, con toda una selecta muestra del conservadurismo local destinada aquí al varapalo.

Un ejercicio libérrimo, técnicamente válido, y con un sólo pero: a veces, la desmesura resulta desmesurada.

*Escritor y periodista