A muchos nos gustaría saber quién fue el brillante cerebro, de entre las filas del PP, que tuvo la idea de modificar el artículo 52.d del Estatuto de los Trabajadores posibilitando el despido por bajas médicas justificadas. Nos gustaría ponerle cara, que diera un paso al frente y confesara: «Fui yo». ¿No hay ningún, o ninguna, valiente que reconozca semejante tropelía? Y de la llamada Ley mordaza ¿Algún valiente que asuma su autoría? O algún valiente que confiese algo así como «yo la voté, es una ley impresentable en democracia, pero me jugaba el sueldo y voté que sí. Pido perdón». ¿Hay algún valiente? ¿Ni uno solo? ¿No hay en Ciudadanos ningún valiente que le diga a Arrimadas que así no, que ya están en la irrelevancia y que caminan con paso firme hacia la desaparición? ¿Ni tampoco nadie que le recuerde que la Constitución, que ella tiene permanentemente en la boca, en su art. 6, establece que los partidos en su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos? ¿No hay ningún valiente que se lo explique de entre su escuálido grupo parlamentario y, en su ausencia, de entre los diputados o concejalas aragoneses, tan valientes siendo cómplices de los recortes sociales en los presupuestos? ¿Ni uno solo? ¿Algún valiente de las derechas zaragozanas que reconozca que acceder a las propuestas de Vox es volver a la Edad Media? ¿Algún valiente? ¿Ni uno solo? ¿Algún valiente entre los del PP y Ciudadanos que reconozca que al machismo hay que llamarle machismo y se lo explique a los de Vox? ¿Algún, o alguna, valiente de Ciudadanos que nos explique qué significa eso de «centro liberal progresista» sin partirse de risa? Menos mal que Díaz Ayuso va a imponer «el imperio de la Ley» frente al «Gobierno de la rancia coalición». Ella solita. Esa sí que es una valiente. ¡Que tía, oye! H *Profesor de la Universidad de Zaragoza