Tele 5 nos ofreció la oportunidad de conocer la mejor voz infantil de España. Hay que agradecerlo; en estos tiempos de desidia, crisis y ausencia de horizontes, que se abran ventanas a nuevas profesiones es saludable. Ser cantante es un chollo. La voz kids (¿tiene que proponerse en inglés?) es lo más.

Siempre que veo propuestas de género adulto dirigidas al público adolescente me temo lo peor. Me asombra esa obsesión por lograr que los pequeños adquieran tics de los mayores. Cantar, cocinar, bailar estaría muy bien, si fuese el corolario de un modelo educativo que tiene en las artes y los ocios, la recompensa a una excelente escolaridad. Quiero imaginar que las escuelas dispusiesen de salas para el ejercicio del teatro, de aulas con notables clases de música, de una preocupación, en definitiva, por incorporar materias culturales a los currículos. Pero no, tozudamente se van eliminando.

Es por eso que la tele navega a su aire, no refleja la realidad sino que pretende crear la suya propia. Con una regla de oro: construir consumidores. Los pequeños son uno de los objetivos inmaculados, por su capacidad para convencer a sus padres de que les compren esto o aquello. Hay que comenzar de niños.

Esto de las voces, de las cocinas, de los bailes, pues, no es el resultado lógico a un estado de ánimo. No es una propuesta continuista. Supone una intromisión en la gran carrera de la educación, porque siendo lógico que los niños guisen o canten, deben hacerlo como un juego; no como una competición dolorosa.