Las familias de las víctimas del Yak-42 están dispuestas a llegar hasta el final en la búsqueda de responsabilidades si las pruebas de ADN confirman en los próximos días que hubo errores en la identificación de algunos fallecidos. Para los allegados no es suficiente con el perdón del ministro Bono y tampoco su propuesta de enterrar juntas a todas las víctimas. El doloroso proceso que puede suponer las exhumaciones de los cadáveres no es un freno para las familias. Más bien al contrario, precisamente porque algunos necesitan reafirmarse en ese dolor para liberar la angustia que han acumulado en este año de silencios y mentiras.