No hemos aprendido nada. En el siglo XIX España sufrió varias pandemias de cólera. Murieron 800.000 personas, de ellas 120.000 en 1885 y en ese año 2.100 lo hicieron en Zaragoza. El brote inicial salió de India y la menor movilidad de la época ralentizó su expansión por el mundo. Como ahora, versiones mil, ¿soluciones? cada uno la suya. Se vivieron, como ahora, enfrentamientos y desconfianza entre países y dentro de los países entre científicos y dirigentes. Robert Koch, había descubierto en 1882 el bacilo de la tuberculosis que lleva su nombre y en 1883 el del cólera.

A pesar de su prestigio, el hallazgo del bacilo del cólera no fue reconocido hasta mucho tiempo después. En 1905 se le concedió el Premio Nobel de Medicina. En 1885 en Zaragoza, un científico natural de Calatorao, Bruno Solano Torres que fue profesor de Ramón y Cajal, jugó un papel fundamental en la contención del cólera. Puso a disposición de las autoridades su laboratorio y analizó las aguas del Canal Imperial de Aragón para determinar si eran fuente del contagio. Para certificar que eran actas para el consumo, puso a su madre como cobaya y se recuerda la frase con la que informó a la ciudad: «El sueño de mi vida es mi madre; mi vida misma es mi madre; para tranquilidad de todos, yo no tengo inconveniente en dar de beber a mi madre agua de las consideradas sospechosas».

Han pasado 135 años y no hemos aprendido nada. En vez de buscar soluciones da la sensación que buscamos culpables. No sé si estamos en un país caínita o en un país enfermo.

*PeriodistaSFlb