Hacer huelga nunca es una fiesta. Estoy seguro de que los médicos especialistas que han dejado de acudir a sus puestos de trabajo desde el pasado día 2 de febrero están convencidos de tener razones suficientes para negarse a trabajar. Están en su derecho. No obstante no sé si son conscientes de que sus argumentos son muy difíciles de entender. A mí me cuesta. No soy un experto en la complejidad de las relaciones laborales en la sanidad pública, ni conozco los sucesivos acuerdos y pactos, ni por supuesto tengo los conocimientos jurídicos suficientes para dar o quitar razones. Por lo tanto no voy a juzgar ni a calificar la actitud de estos médicos, pero sí que quiero dar a conocer la percepción que desde la UCA venimos conociendo, a través de los comentarios y quejas de los consumidores, en este caso, pacientes y familiares.

LOS MEDICOS están poniendo en riesgo algo sagrado. La confianza de sus pacientes. Los huelguistas pertenecen a la elite de la sanidad aragonesa y parece ser que se consideran injustamente tratados y económicamente discriminados. Así uno de los argumentos repetidos estos días es el de la inversión retributiva. Jefes de servicio que cobran menos que sus adjuntos. Pero precisamente por esa cualidad, por su calidad, por la confianza que despiertan en los pacientes que tienen la suerte de ser tratados por ellos, deberían haber sido mucho más cuidadosos con el modo de reivindicar sus condiciones laborales. Tal vez pudiera llegar a entender las razones de la protesta, pero nunca entenderé por qué se ha utilizado la huelga para exteriorizarla.

Me gustaría que se pusieran en el lugar de las docenas de personas que han visto acercarse la fecha de su ingreso en el hospital para una intervención quirúrgica, que han ido durmiendo cada día un poco peor preocupadas por el resultado de un hecho que siempre deja huella, confiando en el facultativo en cuyas manos van a dejar sus vidas y su futuro, y que comprendan que a estas personas difícilmente se les puede explicar que por un problema económico han de esperar a otro día. ¿Cómo creen que se sentirán estos pacientes cuando vean a su médico portando una pancarta con consignas sindicales y gritando? ¿No creen que han tirado a la basura un instrumento terapéutico de primer orden como es la ascendencia que la profesión sanitaria tiene sobre los pacientes?

HAY PROFESIONES y hay categorías laborales que llevan en si mismas tácitas restricciones al libre ejercicio de los derechos. La de médico, la de buen médico, es una de ellas. Dicho esto no hemos de quitar méritos a la Administración, y en concreto a la consejería de Sanidad, en el desastre que se ha producido. Los usuarios de la sanidad aragonesa nos vemos como unos rehenes que somos usados como arma arrojadiza por los unos y por los otros. Los médicos no deberían haber hecho esta huelga.

Pero el Salud debería haber previsto sus consecuencias y haberse preocupado por minimizar las molestias a los pacientes y a sus familiares. Cada consulta no realizada son una o dos personas que se han desplazado inútilmente hasta el hospital, en algunos casos desde poblaciones muy alejadas de Zaragoza. ¿Qué medios puso en marcha la gerencia del Salud para evitar estas consecuencias? Hubiera sido de agradecer que se hubiera pensado en los pacientes, se les hubiera avisado con antelación, que se dieran explicaciones con rapidez, en resumidas cuentas que se mitigara la ansiedad y el desconcierto en el que se han visto tantos, demasiados, pacientes. Se ha sido muy lento en dar respuesta y todavía hoy las soluciones son muy insuficientes. ¿Porqué nadie pensó en los representantes de los usuarios antes de que estallara el conflicto?

No obstante prefiero pensar que no se ha tenido en cuenta a los pacientes, a pensar que tanto los médicos descontentos como la administración sanitaria están utilizando nuestro enfado para debilitar a la parte contraria. Por eso pedimos sensatez. Que cese la huelga y que se discuta lo que haya que discutir sin provocar molestias ni retrasos a los pacientes. Que nadie quiera vencer a costa del sufrimiento de los aragoneses.

Alguien decía que la guerra era demasiado importante como para dejarla en manos de los militares. Como sigamos así habremos de pensar que, en Aragón, la salud de los ciudadanos y su gestión es demasiado importante como para dejarla en manos de los médicos.

*Presidente de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA)