Ya lo dicen diversos analistas: si hasta ahora la crispación política, el tú contra nosotros, venía de Cataluña, ahora corremos el riesgo de que ese nacionalismo de alpargata se traslade a Madrid. Si Cataluña is diferent , qué no será Madrid, capital a la que Díaz Ayuso intenta poner en contra del Estado central y, por extensión, del resto de España.

Mientras los aragoneses hemos dado una lección de gestión y civismo durante las No fiestas del Pilar (salvo las excepciones de los cortos de entenderas de siempre), en Madrid su alcalde y la presidenta de la comunidad han optado por el enroque, el «nos tratan peor que a otros», el «Madrid resistirá el totalitarismo del Estado».

Les recuerdo cómo empezó lo de Cataluña: cuando Artur Mas tuvo que hacer recortes sociales por la crisis del 2008, la calle se le volvió en contra, tuvo que entrar en el Parlament escoltado y salir en helicóptero. Y se le ocurrió: si desvío la atención, si enciendo la mecha del separatismo, la gente se olvidará de que tengo la culpa yo y la nefasta gestión de mi partido. Y así fue.

Ahora seguimos fielmente los pasos en Madrid: vamos a levantar una cortina de humo, vamos a resistirnos a todo por sistema, a ver si prende la mecha del «Todos van contra nosotros» y así podemos camuflar los desastres de nuestra gestión. Madrileños todos: no piquen. Madrid es España y España es Madrid, sí, pero es mucho más.

Madrid es un territorio sin fronteras, en el que eres de la ciudad en el momento en el que llegas. Todo el mundo es bien acogido en Madrid, nadie te pregunta dónde has nacido. Puedes ser de otros sitios y ser de Madrid. No se me envuelvan en la bandera. No nos quiten ese Madrid tan cosmopolita y tan castizo a la vez. H